Nuestra Historia

El “bonito encuentro”

Según ella

Dentro de la primera semana de haber llegado a Bogotá, estábamos trabajando en el colegio hasta tarde con mi familia y llamamos un Uber para irnos a la casa. Nos estábamos subiendo al carro cuando salió un hombre alto hablándonos en inglés que también necesitaba llegar a su casa y nos pidió que lo lleváramos. No pudimos decirle que no, así que Marcos se subió al Uber. Y esa fue la primera vez que escuché la historia de este guapo argentino.

Según él

Me enteré que Olivia venía a Bogotá mucho antes que la conociera. Así que un día (el 23 de julio del 2018 aproximadamente a las 6 de la tarde, pero no es que me acuerde bien la fecha), estaba saliendo del trabajo y no quise irme en el bus por la hora y lo solo. Así que el portero me indicó a Olivia y sus papás y me dijo que tenían un carro. Así que me acerqué, me presenté y les pregunté si se iban en la misma dirección que iba yo, que si me podían llevar.

Conociéndonos

Ella

Nuestros amigos del trabajo dicen que nuestra primera cita fue cuando almorzamos juntos en el colegio ese primer semestre. También hablábamos de vez en cuando. Y cuando mi amiga me iba a visitar, la quise llevar a una caminata, así que ¡Marcos era quién tuve que preguntar al respecto! Y por supuesto ¡amablemente ofreció acompañarnos a un día de aventura en la naturaleza colombiana!

Y nuevamente unos meses después, se ofreció a acompañarnos con otros amigos para ir a una finca cafetera en Fusagasugá. Después de esas 15 horas aventureras, juraba que pronto habría una cita…

Él

Después de ese primer encuentro, Olivia y yo no interactuamos mucho durante unos meses, hasta que un día en el trabajo, me preguntó si le podía recomendar algún parque natural cerca a Bogotá para visitar con una amiga que venía a visitarla. Así que le comenté acerca de un parque y me ofrecí para ayudarles a llegar. ¡Fue una caminata encantadora!

Después de eso, no hablamos mucho durante un tiempo, pero comenzamos a almorzar juntos a veces. Cuando llegó diciembre, empecé a sospechar que yo le gustaba. No sé si era por la forma que me miraba cuando nos encontrábamos o la forma que buscaba excusas para escribirme mensajes.

Entonces me fui de Colombia durante dos meses con casi nada de comunicación durante ese lapso. Pero cuando volví, seguimos almorzando juntos y eventualmente tuve otra oportunidad de acompañarla en una aventura un fin de semana, esta vez a una finca cafetera.

Después de esa salida, supo que algo tenía que pasar.

La primera cita

Ella

Después de la finca cafetera, seguimos pasando tiempo juntos, comimos helado y almorzamos juntos en el colegio. Entonces me autoinvité a acompañar a Marcos a la iglesia donde esteba predicando y planeé que almorzáramos y fuéramos a un museo de ciencias para nuestra primera cita oficial. Pasamos muchas horas divertidas; estuve muy nerviosa, ¡pero lo pasé tan bien!

Él

Dos días después de nuestro viaje a la finca cafetera, invité a Olivia a comernos unos helados después de terminar el trabajo. Consideraba yo que era una cita hasta enterarme después que no había sido lo suficientemente directo como para no dejarle la duda a Olivia.

Toda esa semana, tuve mil pensamientos llenando mi cabeza, tratando de adivinar cómo sería nuestro futuro si empezáramos una relación (y ya les puedo decir que ha sido mucho mejor de lo que me pudiera haber imaginado).

Llegando al viernes de esa semana, Olivia decidió aclararme que estaba interesada, así que me pidió acompañarme a la iglesia donde iba a predicar el domingo y entonces me invitó a una cita en un museo interactivo de ciencias y matemáticas. ¡Nos divertimos bastante!

La propuesta de matrimonio

Ella

Para despistarme en cuanto a la propuesta, Marcos planeó una semana de aventuras.

Primero fuimos a una biblioteca universitaria en el centro y a una cena bien romántica. ¡Luego fuimos a una librería hermosa y a una pizzería super-chévere! Y al día siguiente fuimos a la biblioteca donde habíamos ido para nuestra segunda cita (¡¿ya ves el patrón de nuestro amor por los libros?!). Pero esta vez íbamos a averiguar cómo subir a la terraza porque ya casi se iba a poner el sol. Resulta que Marcos ya había planeado todo para que subiéramos a la terraza cuando ya había cerrado para ver el cielo soleado volverse en un bello ocaso.

¡Y entonces me dio un hermoso anillo y me dijo palabras aun más hermosas!

Él

Habíamos hablado tanto de casarnos que no pensé poder sorprender fácilmente a Olivia, por lo menos en cuanto a cuándo le iba a proponer matrimonio. Así que planeé darle varias falsas positivas para que tuviera que seguir adivinando en qué momento estaría pidiéndole casarse conmigo.

Empezando el día de San Valentín, le dije a Olivia que le estaría invitando a varias citas en el transcurso de la siguiente semana. Como le encantan los libros, fuimos a una biblioteca bien linda como parte de una cita y a una librería pintoresca en otra. De esa forma, esperaba que para el martes no le haría raro que fuéramos a otra biblioteca.

Y tuve toda la razón; quizá demasiada razón. Otras cosas surgieron ese día a tal suerte que casi tenemos que cambiar nuestros planes.

Pero finalmente el plan se dio. Metí el anillo a mi media, la recogí en su apartamento y fuimos a la hermosa Biblioteca Virgilio Barco. Luego de “pedirle permiso” a algunas personas de la biblioteca (había hablado con ellos previamente), pudimos subir a la terraza.

Allí, a la puesta del sol, le pedí a Olivia casarse conmigo. ¡Y dijo que sí!